Un triángulo de intereses.
A simple vista, se ve que Letizia Ortiz y el principe tienen un problema con la iglesia católica, o la iglesia católica un problema con ellos. Es evidente que se van a casar por la iglesia porque se "tienen" que casar por la iglesia y no por convencimiento. Si eso es tan claro, los responsables eclesiásticos no deberían permitirlo, desde su punto de vista . Por otra parte, si así fuera el Príncipe y su futura consorte, harían bien en casarse por lo civil y dejar bien sentado que este país es aconfesional oficialmente. En el conflicto, al final, la parte que más puede perder es la iglesia ,y dada su especial habilidad, para congratularse con el poder y así perpetuarse, evitará el enfrentamiento frontal.
09 noviembre 2003
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