11 enero 2010


El hilo de la vida


Hay muchas formas de interpretar un mismo hecho. Hace un tiempo, cuando por alguna circunstancia tenía que ir al hospital y veía, en consultas externas, a los pacientes de oncología con las vías preparadas para la administración de la quimioterapia me daban una terrible impresión. La impresión de que la muerte les rondaba cerca, muy cerca. Las últimas veces ya no fue igual. Mi padre estaba aquejado de un cáncer de colon en estado terminal, y mientras la mayoría de los pacientes que compartían la consulta del oncólogo tenían instalada la vía de quimioterapia él no la llevaba porque, de hecho, ya estaba condenado.

El hilo de la muerte empezó a parecerme el hilo de la vida, y las personas que lo llevaban me parecían privilegiados comparados con mi padre y con la suerte que le esperaba. Mi amigo Vicente está ahora pendiente de ese hilo sutil y milagroso, espero con todas mis fuerzas que sea un hilo de vida, un poderoso hilo de vida futura.