24 mayo 2018

El último café



Recuerdo el café más triste de mi vida: me acababan de comunicar que el cáncer de mi padre se había extendido y ya no se podía hacer nada por él. Mientras me lo tomaba a su lado, la amargura de lo que sabía se mezclaba con un inmenso cariño y trataba de eternizar ese instante para sentir lo más fuerte posible su, ya añorada, presencia.
 Me vino a la mente este triste café porque, hace unos meses y casi de repente, mi tía Mercedes se puso muy mal y la tuvieron que ingresar en el hospital. A ella, como a mí, le gustaba el café y siempre me ofrecía uno cuando la visitaba. Cuando volvió del hospital ya no era la misma: la pobre apenas se podía levantar de la silla. Así y todo, una de las últimas veces me dijo, casi disculpándose, que la próxima vez me haría un café… No llegó a hacérmelo y, por desgracia, no recuerdo el último café que nos tomamos juntos, porque en aquel momento no podía ni imaginarme que podría ser el último.
A mi tía Mercedes Fargueta Roig. Que en paz descanse.