En pleno centro comercial de Valencia, el otro día asombrosamente, entablamos conversación con un auténtico siux americano, vestido como tal, con la serenidad de una estatua de la Grecia clásica… Les han arrebatado sus tierras y les han masacrado, pero no han podido robarles su orgullo ni su dignidad.
Nos habló de sus costumbres, de cómo su cultura les enseña de pequeños a ser fuertes física y mentalmente, a sobrevivir en la naturaleza con lo que ella nos da. Sus jefes son sus mayores más sabios, los ancianos, y cuando deciden algo importante para la tribu, deben contar con el Consejo de las mujeres.
Toda una enseñanza de vida de una cultura que respeta a la familia, a sus iguales y a la naturaleza, hasta el punto de que les enseñan a caminar despacio, sin correr, para respetar la Madre Tierra. Por cierto, en su lengua no existe la palabra “amigo” en lugar de amigo se utiliza la palabra “hermano".
