23 diciembre 2011

Manitu era la Verdad

Al despertarse en el cielo, después del sueño de la muerte, un gran jerarca cristiano-judío-musulmán descubre con asombro que lleva un pequeño taparrabos y va cabalgando, como alma que sigue el diablo, sobre un bellísimo corcel; con plumas en la cabeza y un arco con flechas, detrás de una gran manada de búfalos, en medio de una extensa y hermosa llanura.

¿Esto es el cielo?, piensa el gran jerarca. ¿Ni la Santísima Trinidad-Yavé-Alá eran el Dios verdadero?, reflexiona con pavor. ¿ El Gran Manitu de los Siux es el verdadero Dios?...

Después del asombro inicial se deja llevar por el galope del caballo, y con la cabellera al aire da gracias al Gran Manitu, disfruta del momento y del Verdadero Cielo, de la caza y de la magnificiencia de la naturaleza que le envuelve.

10 julio 2011

La tía Pepeta, del carrer Empedrat



La tía Pepeta era delgadita, muy blanca y la recuerdo siempre vestida de negro, como todas las señoras mayores de aquellos tiempos. Vivía unas casas más abajo, en mi misma calle, el "carrer Empedrat" de Alginet. Fue una de las abuelitas de mi infancia. La recuerdo recitando interminables poemas, que nos dejaban con la boca abierta, cuando en las noches de verano, todavía, nos sentábamos a la fresca a escuchar las historias que nos contaban los mayores.


Una de esas noches, rodeada de chiquillos, la tía Pepeta nos pidió algo sorprendente para unos niños de unos 8 ó 9 años. Cuando se muriera quería que la acompañáramos en su entierro por las calles, así todo el mundo diría lo que la querían los niños. Y es que por mi calle pasaban, y pasan, todos los entierros del pueblo, se detienen en última parada, de despedida del duelo, en la Cruz y siguen calle arriba hasta el cementerio. Recuerdo entre brumas haber visto pasar también su entierro, no sé si había muchos o pocos niños (los niños no suelen ir ni acompañar los entierros), pero después de tantos años, uno de aquellos niños, que ella quería que la acompañaran en su último paseo, todavía la recuerda con cariño y da fe de que a la tía Pepeta la querían mucho sus niños. Nos enternecía su humanidad y nos asombraba su sorprendente memoria cuajada de poemas, en un tiempo y un lugar poco propenso a la poesía.

04 julio 2011


El Príncipe y el gorrión


Parece una paradoja pero la amistad que les brindamos a los
animales nos hace más humanos. El otro día estaba con mi mujer
comiendo en el restaurante El Príncipe de Torrent cuando observé con asombro como un gorrioncillo entraba y se iba a posar sobre una mesa solitaria. En el centro de la misma había un pequeño plato con un loncha de pan con leche. Al preguntarle al dueño me dijo que desde hace meses recibe las visitas de su pequeño amigo el gorrión. De hecho la primera en entrar al restaurante, y establecer
el curioso vínculo, debió ser su madre, que supo encontrar una
forma segura de conseguir alimento para sus polluelos.

En otra ocasión al ir a tomar el desayuno volví a ver la mesa "puesta" y, entre bromas, le comenté al dueño que esa mesa era para su mejor cliente, aunque no pagaba. El dueño me negó que no pagara, y yo le entendí perfectamente: el gorrioncillo sí que pagaba, cada día le
daba su alegría y amistad.


Carta enviada al Levante_EMV (el 01-07-2011). Le gustó al Director y desplazó  a una redactora para hacer un pequeño reportaje de la historia... La historia se publicó el día 5/7/11 con el título:"Una clienta de altos vuelos".

14 enero 2011

Volar
























Soñé siempre con volar,

y olvidé todos mis sueños

al saber que no podías

acompañarme en mi vuelo.

Soñé siempre con volar,

y olvidé todos mis sueños.

Dejé mi vida en los aires

por nuestra vida en el suelo.

04 enero 2011

Solos ante la muerte
























Y llegará el día en que se acabe el tiempo.

Llegarán las sombras y el vacío.

La ansiedad que precede a la nada.

El último paso a ninguna parte:

la caida al abismo sin abismo.