16 enero 2004

Obsequio de los dioses.

¿Respondemos al bien con el bien? Esta pregunta, aparentemente tan sencilla, tiene, sin embargo, una respuesta sorprendente: respondemos al bien con el bien si éste procede del poderoso, entendiendo por poderoso una cierta posición de fuerza. El bien que procede del débil —o del que creemos débil— es despreciado porque se interpreta (generalmente) como petición de favor o de protección. El bien del poderoso, por escaso que sea, se agradece, se valora y es recibido como un obsequio de los dioses.

En una película memorable, cuyo protagonista era Lee Marvin, éste contaba, borracho en una taberna, por qué tuvo que matar a su mujer: Él se iba con otras mujeres, incluso las llevaba a su casa, desaparecía durante meses, sin dar ninguna explicación, y la despreciaba continuamente, a lo que ella respondía con cariño y atenciones, contribuyendo a una situación insoportable para él. Esto,siendo una evidente exageración resulta muy esclarecedor. Desde la debilidad —sea real o aparente— el bien no es admitido, incluso resulta un insulto.

14 enero 2004

El afilador

Todo cambia vertiginosamente; nos levantamos hoy y apenas conocemos el mundo que amanece con nosotros; cada día advertimos más cambios y parece que esa sea la esencia misma de nuestras vidas. Pero en medio de este frenesí siempre advertimos el detalle, la pequeña cosa que nos hace mirar al pasado con una sonrisa: hoy he vuelto a oír un sonido de mi niñez. En mitad del desayuno he escuchado una música, un silbido entrañable: era el afilador. Recuerdo de una época que prácticamente ya nos ha dejado, una época en que las cosas viejas no se tiraban, se reparaban, se afilaban, se aprovechaban al límite. Debían durar, no se compraba tanto ni de tantas maneras y lo que teníamos casi envejecía con nosotros. El consumismo no había llegado, el ritmo de vida era más pausado y humano.

El afilador me devolvió a aquella época. Aún los recuerdo cuando recorrían los pueblos con aquellas bicicletas negras, y hacían sonar su sencillo instrumento con la peculiar musiquilla para que las mujeres advirtieran su presencia. Estaba inmerso en mis recuerdos cuando me asomé a la ventana para ver a mi viejo amigo: su vehículo ya no era la bicicleta negra, sino un coche, y la música no salía de un instrumento, sino de un sistema de megafonía que se encargaba de lanzar al viento una grabación, previamente enlatada.

12 enero 2004

Ilya Prigogine
El año 2003 nos arrebató, entre otras, a una persona excepcional: Ilya Prigogine.Gran filósofo humanista, sus conclusiones nos ayudan a comprender por qué existimos y por qué los orígenes de la vida no fueron coincidencia. Sus libros, traducidos a muchos idiomas, abarcan desde el estudio de la termodinámica hasta la conexión entre ciencia y humanismo.

El premio Nobel de Química de 1977 le fue concedido, como explicaba el comunicado, por : « La formación de sistemas disipativos ordenados demuestra que es posible crear orden del desorden . La descripción de estas estructuras condujo a muchos descubrimientos fundamentales y tuvo aplicación en diversos campos, no sólo en la química, sino en la biología y en los sistemas sociales ».

El mestizaje, del que hablaba el profesor Sanchez Ron en su toma de posesión en la Real Academia de la Lengua, entre ciencia y humanismo se daba de la forma más excelente en Ilya Prigogine. Nos demostró que el monopolio de la verdad no lo tiene ni la filosofía, ni el arte ni la ciencia.