19 enero 2004

El síndrome de Mico.

Los desórdenes emocionales son, cada vez, un problema mayor. Se ve día a día en las relaciones personales, en la calle, en el trabajo y en la familia. No sé en que porcentaje se puede achacar a situaciones desafectivas en la niñez, pero por una serie de circunstancias, últimamente, he estado reflexionando sobre el asunto.

En mi casa hemos tenido varios gatos. Algunos de ellos se han criado sin madre y otros con ella. En general, no sé si será casual o no, he observado que los gatitos criados sin madre han desarrollado un carácter inestable, pasaban a arañarte sin motivo aparente cuando los estabas acariciando, por ejemplo. En mi caso puede que se haya acentuado el desorden porque, aunque han tenido nuestro cariño desde pequeños, se han criado en el jardín , sin el contacto continuo con la familia.

Esta observación me ha hecho pensar en los casos de niños abandonados y criados en instituciones. Si en estos sitios no han encontrado ninguna persona que les recordara las referencias paternas, supongo que durante toda su vida futura tendrán graves desórdenes emocionales. No sé si existe algún tipo de tratamiento específico para
estos casos pero debería haberlo, pues dentro del maremagnum de dolencias sentimentales , esta, al menos , creo que es muy específica y grave.

El gatito que tengo ahora, afortunadamente, se ha criado con madre y es una verdadera delicia, un peluche de cariño; el primero que tuvimos se llamaba Mico y es el que le da nombre a esta carta. Cuanto falta el cariño, sobre todo en los primeros años, las consecuencias pueden ser terriblemente destructoras.