03 noviembre 2003

El príncipe, la periodista y SINTEL ( por ejemplo)

Hay hechos que parecen muy significativos, por razón de la vistosidad de la noticia, y sin embargo tienen una importancia meramente anecdótica. Por ejemplo la noticia del noviazgo oficial del Príncipe de Asturias. La noticia en sí sólo vale para que los partidarios de la monarquía o los contrarios comiencen con una serie de disquisiciones que no llevan a ninguna parte. El hecho del noviazgo no tiene ninguna trascendencia de consideración, ni siquiera el hecho de cuestionar o no la monarquía, porque cambiando monarquía por república nada cambiaría, sustancialmente, en la sociedad española.
Hay, sin embargo, hechos con gran importancia en sí mismos, por las contradicciones y el poder de cambio que conllevan, que ni siquiera son planteados ni discutidos. Por ejemplo, mañana cualquier empresa puede vender una de sus partes con sus trabajadores, como un activo más, sin consultarles y sin incurrir en ningún delito. Las leyes de compraventa de las empresas con sus trabajadores ( véase SINTEL,(*)) no tienen el más mínimo talante democrático ni cortapisas reales, ni las tendrán en este tipo de sociedad, y a nadie parece que le importa hasta que lo sufre en sus carnes.

(*)Empresa con capital 100% de Telefónica que fue vendida al mejor postor, con trabajadores incluidos. Hay cientos de casos parecidos.

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