13 noviembre 2016

La botiga de Pepe




En el universo de la memoria de un niño quedan impresas para siempre una serie de referencias de lugar y de persona. En mi Alginet de los años 60 había dos de esos lugares y personas que formaban parte del día a día de entonces: la botiga de Pepe y el forn de Agustín. Infinidad de veces nos enviaba mi madre, a mi y a mi hermano, a comprar a la botiga, que era lo más diferente a lo que después serían los grandes supermercados impersonales actuales. 

Se vivía en la calle y las puertas de las casas no llegaban ni a separar ni a aislar como ahora. Aunque han pasado tantos años y la vida me llevó lejos del pueblo, aún recuerdo la afabilidad y el cariño con los que me trataban Pepe y su mujer. Ahora he vuelto a visitar otra vez la botiga de Pepe y recientemente me enteré de su fallecimiento. Descanse en paz Pepe García Barberá, siempre quedará en el recuerdo de aquel niño en los entrañables años 60. 

Publicado en El Levante, el martes 10 de noviembre de 2016.


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