31 agosto 2005
Los límites.
La misma noche que envié el post anterior vi un reportaje sobre 927 deportados españoles de Angulema (Francia) al campo de exterminio de Mauthausen. El tono alegre de mi justificación a nuestra existencia se vino abajo y me pregunté porqué Dios permite las atrocidades y el dolor.
Creo que ese dolor y esa desesperación que sentimos le muestran a Dios sus propios límites. A todos los recovecos de esa oscuridad ni siquiera Él llega.
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