Bocadillo de atún ( con aceitunas).
Tengo la descabellada teoría de que los pequeños o grandes placeres son nuestra ofrenda diaria a los dioses. A través de nuestros sentidos obtenemos una sensación de plenitud que nos comunicaría con ellos y les transmitiría la vida y cotidianidad que les falta.
Los dioses (Dios) que rigen nuestros destinos necesitarían a los simples mortales para ser completos. El todo y las partes. Puede que el placer que sentimos al comernos el bocadillo que nos chifla sea la razón metafísica que explique el sentido de nuestra triste existencia.
28 agosto 2005
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