16 octubre 2003

Hablar sobre el conflicto palestino-israelí es casi peor que tirar un mensaje en una botella. Es terrible, pero en ocasiones parece que se necesita todavía más tributo de sangre y sufrimiento para detener un conflicto.¿Hasta cuándo?.
Hace unos días escuché unos comentarios muy inteligentes sobre el conflicto de un importante personaje sefardí, perteneciente a una organización para la paz: ambos pueblos están ya maduros, falta el empuje de los líderes, la solución desde arriba, la suficiente valentía de los dirigentes.

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