07 febrero 2006


Caricaturas de Mahoma : primeras víctimas ( Le Monde ).

Vuelta al mundo de manifestaciones cada vez más violentas con The Independent (Londres), comenzando por 'Afghanistan donde cuatro personas murieron ayer en enfrentamientos con la policía. Iáan, Somalia, Indonesia, Nueva Zelanda, India, Tailandia: el lunes, alrededor de todo el globo los musulmanes han clamado su cólera. En Chechenia, el primer ministro proruso y musulmán Ramzan Kadyrov ha expulsado a las ONG danesas. El New York Times cuenta como los diplomáticos occidentales insisten ante sus homólogosd el mundo musulmán con el fín de que se llame a la calma. Siempre caústico, Asia Times (Bangkok) pretende demostrar que los musulmanes”son incapaces de aceptar una broma”. Después de los actos de vandalismo perpetrados el domingo en el sector cristiano de Beirut, el periódico L'Orient-Le Jour s e inquieta de ver el Líbano “ acercarse al ojo del ciclón”. Al-Jazeera (Doha) entrevista a un nuevo diputado de Hamas, Aziz Duwaik, profesor de urbanismo, según el cual "la libertad de prensa es un ideal formidable” pero añade que "el Holocausto comenzó con unos dibujos como estos sobre los judíos".

En un artículo muy interesante de El País de hoy, Rosa Montero hace una reflexión sobre los verdaderos motivos de estas revueltas: "... la clave subterránea de todo este dolor y esta desgracia: en el sentimiento de humillación. Imagina a esos estudiantes ricos, herederos de viejos apellidos y orgullosos de sus tradiciones culturales, llegando a las universidades y siendo menospreciados por unos compañeros de estudios occidentales más pobres que ellos, quizá menos cultos; unos míseros plebeyos, en fin, que apenas si hubieran alcanzado la categoría de sirvientes en las sociedades arcaicas y casi feudales de las que provenían los arrogantes señoritos árabes. Debió de parecerles algo inadmisible. Creo que el ser humano lo puede soportar todo menos la humillación, lo cual, bien mirado, resulta incluso alentador. Hitler creó su infierno sobre el agudo sentimiento de humillación de los alemanes de entreguerras, aplastados por las denigrantes condiciones del Tratado de Versalles. Indignidad presente más grandeza perdida: he aquí una fórmula fatal que nos vuelve locos. ".....


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